El año pasado en Carnavales tuve una experiencia que me gustaría compartir con vosotros, serían aproximadamente las una y media de la mañana, era Viernes o Sábado, no recuerdo bien, pero lo que tengo claro es que empezaron a sonarme las tripas así que decidí acudir a uno de los ventorrillos donde servían comida preparada.
¿Qué sucedió allí? Básicamente la barra estaba llena de gente, el cocinero no daba abasto y una camarera, con mala cara, servía las bebidas. Tuve que esperar aproximadamente media hora, así que tuve tiempo de sobra para observarlos y por defecto profesional, auditarlos un poco.
No hace falta comentaros que el hombre llevaba un delantal blanco invadido de manchas de tomate y grasa, más de una vez lo vi secarse el sudor de la frente con las manos (no llevaba guantes) y después continuar manipulando los alimentos sin lavárselas, pero lo que más me llamó la atención, fue que el cubo de basura estaba rebosado de sobras y antes de servirle el bocadillo a la persona que tenía a mi lado presionó con sus propios dedos los desperdicios para poder cerrar la tapa ¿Mete la mano en la basura y luego toca directamente el pan?.
Podría decir que me escandalicé y me fui del ventorrillo, pero mentiría, tenía hambre, había hecho la cola… así que me compré una hamburguesa. Tenía buen sabor, a mi estómago le cayó bien pero no a mi conciencia, en mi interior algo me preguntaba: ¿Si lo hace así en directo, respetará las mínimas normas higiénicas cuando no lo estemos viendo? ¿Quién controla la temperatura de la nevera? ¿Y su limpieza? ¿Habrá estado esta hamburguesa toda una tarde al aire libre comida de moscas? ¿Qué sabe este señor del APPCC?.
Si ese ventorrillo tuviera un certificado de calidad, a mí, personalmente, me habría tranquilizado, porque por lo menos sabría que periódicamente una empresa externa viene a revisar como trabajan y que se adecua a lo legalmente exigible, me diría que ese señor tiene un Plan de Higiene Alimentaría implantado, que hay registros donde se evidencian que toman las temperaturas para asegurarse que no se rompe la cadena de frío y tiene un Plan de Limpieza definido de su ventorrillo y que se lleva a cabo.
Con todos estos comentarios no quiero hacer una crítica sobre los establecimientos de comida rápida en las fiestas, al contrario, hay muchos que cumplen las normas de Higiene Alimentaría, lo que quiero es que penséis en la utilidad del uso de los certificados para garantizar que el producto o servicio es de calidad.
Y después de esto os mando un saludo y os deseo un feliz Carnaval, espero no haber influido en vuestros hábitos alimenticios carnavaleros pero lo más escrupulosos siempre tenéis otra opción, podéis llevar una manzana en el bolso.
AREA: CALIDAD Y MEDIO AMBIENTE